El “profesorito” de música llamado Max Jerez
A los 13 años Max Jerez ya tocaba la flauta dulce, el violín y la guitarra, no solo para el deleite de su familia, sino para enseñar a otros el arte de la música. En las redes sociales circuló un video donde mostraba esas habilidades.
Era 5 de julio de 2021 cuando el viejo video se hizo viral; la policía orteguista acababa de encarcelarlo.
Sus ganas de enseñar y la voluntad de ayudar a otros lo llevaron a posicionarse como un dirigente estudiantil que también participó en el Diálogo Nacional en 2018 en medio de las manifestaciones que estaban siendo reprimidas por el régimen.
El 11 de febrero de 2022, a través de un juicio lleno de nulidades, la jueza Nadia tardencilla condenó a Max Jerez de 28 años de edad, a la pena de 13 años de prisión e inhabilitación para que se postule a cualquier cargo público por considerar que cometió “menoscabo a la integridad nacional”, un delito por el que se acusa a opositores y opositoras del régimen en Nicaragua. La sentencia ya fue confirmada en apelación, como cabía esperar debido a la falta de independencia de los tribunales.
En libertad, el “profesorito” le enseñaba a muchos niños las habilidades que tenía para que ellos pudieran tocar música en el conservatorio donde asistía después de estudiar la secundaria. Su sueño era llegar a ser un profesor de música e inaugurar una academia que enseñara a niños de escasos recursos.
Jeréz sufrió de cerca la persecución y la represión del régimen luego que se sumara a las protestas estudiantiles en el marco de las manifestaciones de abril de 2018 lo que le valió la expulsión por parte de las autoridades universitarias impidiéndole continuar con sus estudios de Ciencias Políticas, en la Universidad Politécnica de Nicaragua, carrera que cursaba con excelencia académica.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgó medidas cautelares que fueron incumplidas por el régimen en Nicaragua.
El 25 de mayo de 2022, la Corte Interamericana de Derechos Humanos le otorgó medidas provisionales mediante las cuales ordenó su liberación inmediata y requirió al Estado adoptar las medidas necesarias para proteger su vida, integridad y libertad. El Estado no ha acatado dichas medidas.
El injusto encarcelamiento y torturas psicológicas que ha vivido en prisión se profundizaron el 17 de septiembre de 2021 cuando su madre Heydi Meza falleció y el cooptado sistema de justicia penal del régimen de Ortega no permitió que él pudiera asistir al funeral ni acompañarla en sus últimos días de agonía.
¡Libertad para Max Jeréz!
Exigimos al régimen Ortega-Murillo: ¡Nicas Libres Ya!