Jaime Navarrete: privado de su libertad hasta para leer la Biblia
Cuando llega el lunes de cada semana, Margine Blandón envía hacia el Sistema Penitenciario de Tipitapa una bolsa que está llena de productos básicos que le cuestan cerca de 150 dólares. Dentro está detenido su hijo, Jaime Navarrete de 36 años, quien debería de recibirlos, pero la familia no tiene certeza de que todos los productos que con esfuerzo llevan sus familiares, él los reciba.
En el Sistema Penitenciario conocido como “La Modelo”, los guardias de seguridad no entregan los víveres para Navarrete quien ha estado enfermo en varias ocasiones por las pésimas condiciones en que se encuentra en la cárcel.
El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo acusó sin fundamentos a Navarrete por la muerte de Ariel Vivas, un manifestante que falleció víctima de la violencia letal durante la llamada Operación Limpieza que ejecutó el régimen en julio de 2018 como parte de la represión en contra de manifestantes pacíficos.
Inicialmente Navarrete fue condenado a 22 años y nueve meses de prisión sin que las autoridades demostraran el delito y luego de casi un año de permanecer en prisión, fue liberado con la polémica Ley de Amnistía aprobada por el régimen a inicios de junio de 2019.
Fue recapturado un mes después, el 24 de julio de 2019 y el asedio en su contra no cesó en el corto tiempo que estuvo fuera de la cárcel. Cuando fue detenido por segunda vez, la Policía allanó su casa de habitación en un operativo que incluyo allanamientos y detenciones hacia otras personas privadas de libertad por motivos políticos.
Ejecutando un nuevo patrón orientado a imputar a la disidencia por delitos comunes, el Juez Melvin Vargas lo condenó a 3 años y seis meses de prisión por la supuesta comisión de los delitos de posesión y tenencia de estupefacientes.
Su defensa apeló y recurrió de casación, pero la sentencia fue confirmada. La casación fue resuelta en tiempo récord, en menos de un año, cuando estos trámites pueden llevar hasta cuatro años, según explicaron los abogados de Navarrete en 2021 cuando se dictó la resolución.
Jaime se encuentra aislado en el sector de máxima seguridad del SPN La Modelo, conocido como “La 300”, donde no tiene acceso a agua durante el día, salvo para bañarse y llenar un balde de agua con el que debe cubrir la totalidad de sus necesidades de aseo personal y de consumo.
El ingreso de agua purificada por parte de su familia se ha impedido. Las condiciones de reclusión en “La 300” son precarias: las celdas son de 3.5 x 2.5 metros cuadrados y no tienen suficiente ventilación ni iluminación.
Los tratos crueles y degradantes a los que ha sido sometido llegaron al punto que en el Sistema Penitenciario le quitaron la Biblia y las chinelas que usaba sin dar mayores explicaciones.
En octubre de 2021, su madre logró visitarlo en prisión. Ella viajó desde Estados Unidos y cuando llegó al Sistema Penitenciario le hicieron firmar un documento donde aseguraba que él se encontraba bien de salud pese a no ser cierto.
Por el contrario, salió preocupada porque lo encontró con tos, diarrea y con problemas de presión, además que ha perdido mucho peso desde que fue detenido.
Todas estas condiciones llevaron a que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), le otorgara el 2 de noviembre de 2020, a Jaime Navarrete medidas cautelares junto a otras 41 personas privadas de libertad por motivos políticos, aunque estas fueron ignoradas por el Estado.
Su madre dice que, a pesar de las constantes torturas, el aislamiento y la injusta encarcelación, Navarrete todavía mantiene la esperanza de salir libre y volver a reunirse con sus familiares.
¡Libertad para Jaime Navarrete!
Exigimos al régimen Ortega-Murillo: ¡Nicas Libres Ya!